La enseñanza flexible propone repensar el lugar del alumno convirtiéndolo en actor de su aprendizaje.
Al llevar a cabo una transformación del marco, la enseñanza flexible aumenta la libertad del alumno, lo que permite un enfoque más individualizado y más respetuoso con sus necesidades y su ritmo de aprendizaje”.
De este modo, el niño aprende a ejercitar su libertad dentro de un marco definido, con autonomía e iniciativa. “El entorno flexible es un espacio en el que se rediseñan el mobiliario, los asientos, la disposición del espacio y las normas asociadas para ofrecer mayor libertad de movimiento y más bienestar a los alumnos”.
En la práctica, el niño elige su posición: sentado, de pie, en el suelo… (“flexible seating”) y puede cambiar a lo largo del día.
Puede desplazarse y moverse por la clase, con el fin de mejorar sus condiciones de aprendizaje (concentración, necesidad de movimiento, creatividad, curiosidad renovada, etc.).