Bienvenido, en primer lugar, al artículo de hoy.
He de decirte que tenemos un invitado especial. Qué digo especial, muy especial. Para leerlo, has de tener una tacita de café en la mano, y has de estar sentado en el sofá más cómodo de tu casa.
¡Vamos, que lo hago por ti!
Te presento al entorno. Es conocido como el tercer educador. Como bien sabrás, no sólo se compone del entorno físico y el material. ¡Tú, como docente (en caso de serlo) con tus enseñanzas también contribuyes al equilibrio de este!
Pero…ahora es cuando te das de bruces con la realidad. No existe una receta ideal para construir, desarrollar o transformar un entorno de aprendizaje físico.
Uffff…¿Por dónde empiezo? Arremángate y vamos al lío.
Un punto de partida importante podría ser tener en cuenta las curiosidades del niño, y el desarrollo de este. Y sí o sí, debe basarse en estos preceptos no tangibles pero indiscutibles:
Se me ocurre buscar materiales que pasen desapercibidos y conectarlos entre sí para lograr recursos inspiradores, para conseguir alentar la curiosidad del alumno y elevarla hasta el más alto nivel. Y ahora es cuando tú, que eres bien consciente de la realidad, resoplas.
¡Me parece complicado! Pues continúa leyendo, queridx.
En medio de una tarea de dibujo, prueba poner luces LED a lo largo de la mesa. Sus ojos se dirigirán hacia la zona más brillante y por ende, su lápiz se moverá de forma más armoniosa.
Continua por favor con el asunto de la luz, que me tiene intrigadx. ¡No se hable más!
Al colocar una mesa con una lámpara brillante bajo objetos de diferentes colores y texturas, los niños pueden explorar la luz en relación con el material y las dimensiones.
Con piezas transparentes de colores y mosaicos, los niños combinarán arte y patrones. Con bloques 3D iluminados tienes tantas perspectivas de juego como puedas imaginarte.
Las mesas de luz son una alternativa ideal si no cuentas con almacenaje suficiente y buscas que tus sesiones inviten a la exploración y la investigación.
¿Cómo estudio la anatomía de un animal? ¡CON RAYOS X! Las luces hablarán por sí mismas.
¿Cómo trabajo las matemáticas? Prueba con arroz, arena o agua. Cuanto más sensorial, mejor.
Si te sabe a poco la luz…añade espejos. Estos crean profundidad, reflejos y favorecen la identidad permitiendo explorar la autoimagen.
Por quedarte leyendo hasta aquí, te vamos a contar algo que sólo tú y yo sabremos a partir de ahora.
La próxima semana, en nuestra web, podrás encontrar piscinas de bolas con luz y baldosas de suelo líquidas.
Y recuerda, a más iluminación más creatividad, y a más creatividad más felicidad. Aprender es un viaje divertido.
